lunes, 28 de enero de 2008


SUEÑO ALFARERO

de Carlos Dante Ferrari*

Hundió las manos en el barro

con ademán seguro

y demorado.

Entre sus palmas

el húmedo contacto con el cieno

fue como una caricia fugaz

que se escurría

en un discreto y voluptuoso juego.

Auscultó con los dedos la dócil argamasa

para extraer un bollo

amorfo y apretado.

(En el cuenco, el hueco socavado

mostraba las improntas de su profanación

sobre el espejo

de barro reposado).



Vino luego el paciente laboreo
de unir el amasijo
mientras sus palmas batían la arcilla complaciente
con el susurro
de un silbo acompasado.

Así,
callada y lentamente,
se mezclaron la magia y el oficio
tallando su misterio.
Y hubo el final que apaciguó su gesto
como un feliz,
soñado alumbramiento.
Luego sus manos cansadas cubrieron la figura
con un pesado lienzo.

Pasaron las semanas. Callaba el alfarero
e impaciente
descubría la imagen cada noche,
mirándola en silencio.
Le subyugaban sus brazos delicados,
el rostro altivo,
el tono y el capricho
de sus ligeros labios entreabiertos.


Al fin llegó el momento.
Inflamando el hornillo, crepitaron los leños
y el fuego se adueñó de los contornos
gestando el cocimiento.
Con lenta alquimia
se cerraron los poros de su carne
sellándola a perpetuo.

Así nació la estatua.
Imagen y figura de secretos desvelos.
Contemplando su logro,
el hacedor de formas
vio el barro potencial de pronto convertido
en acto de su ingenio.

Y pudo descansar, como si fuera
el sacro día séptimo.
Soñando que jugaba a ser el Creador.
Soñando
el alfarero.

*Escritor chubutense.

1 comentario:

María de las Mercedes dijo...

Bellísimo poema . Envolvente, con una cuota de exquisita sensualidad, que se desliza por entre los dedos. En ese juego voluptuoso del artesano y la materia, a la que va a acariciar hasta darle la forma concebida.
No hay duda alguna que el sentimiento entre ambos es uno solo y es el mismo. “donde se unieron la magia y el oficio tallando su misterio” . Sometido ya, sin posibilidad de escape alguno, a la contemplación de sus ligeros labios entreabiertos.
Felicitaciones al hacedor de formas y su ingenio, que logra transmitir desde las letras cientos de encendidas emociones.